sábado, 25 de diciembre de 2010

¿Por qué cenamos pavo en Nochebuena?

 

Por: Pavo Nurmi

Diciembre / 2010

 

 

Muchas familias lo hacen por años sin saber su significado real. Te invitamos a conocer las diferentes las versiones.

 

Una de las principales tradiciones de la Navidad, además de regalar obsequios a tus seres queridos, es cenar pavo al horno. Y aunque se trata de una actividad muy seguida, son pocos los que saben cuál es su explicación y origen histórico.


Paradójicamente, la religión cristiana hace énfasis en que lo más importante de las tradiciones y costumbres navideñas no es sólo su aspecto exterior, sino su significado interior.


Se debe conocer por qué y para qué se llevan a cabo las tradiciones y costumbres, para así poder vivirlas mejor. Este es un modo de evangelizar, indica la iglesia.


A pesar de ello, con el paso de los años, el alto nivel de consumismo en Navidad, los adornos y el estrés que todo eso conlleva, las personas se olvidaron del verdadero sentido que tiene una cena navideña y disfrutar -como se hace en muchas partes- de un pavo junto a tu familia.


Según se sabe, el tan riquísimo pavo de Navidad habría sido llevado a Europa en el transcurso del primer periodo de los siglos XVI, por Hernán Cortés desde México, pues habría quedado fascinado por su sabor, textura y olor, así como el modo de la preparación por los aztecas. Pero, ¿qué relación tiene todo esto con la Navidad?



La abundancia del niño Jesús


Las familias cristianas se suelen reunir en la noche del 24 de diciembre, víspera de la Navidad, y hacer una cena muy abundante, donde se acostumbra comer pavo y otros platillos propios de la época.


Esta costumbre nació en Europa y simboliza la abundancia que Cristo trae con su llegada a este mundo, la cual se conmemora con un cena especial -tal como lo haría en su despedida con el pasaje bíblico denominado "La Última Cena"-, distinta a la de todos los días.


Se está celebrando, nada más y nada menos que el nacimiento del hijo de Dios.  



La versión consumista


Las versiones más extremistas sobre esta tradición relatan que durante las décadas del 30 y 40 Estados Unidos y Canadá tenían un excedente de pavos para cada Día de Acción de Gracias y Año Nuevo.


Ambos vieron en Latinoamérica un buen mercado para vender estas aves que "sobraban" lo que, con el paso de los años, se trasformaría en un estupendo negocio.


De este modo, no sólo los países de América Latina, sino de muchas otras regiones del mundo se acostumbraron a consumirlos, tal como sucedió con los árboles de navidad, los adornos alusivos a la fecha y la nieve artificial, cuando muchos otros países están en plena época veraniega.



En definitiva, ¿por qué se consume?


Lamentablemente la respuesta no es cristiana, ni totalmente consumista. La verdad es que la historia del pavo en las mesas del 24 de diciembre es algo confusa, pero tiene directa relación con la popularidad nutritiva de esta ave.


El volumen del pavo es mayor que el de cualquier espécimen avícola, por lo cual engorda con más rapidez y a un costo menor que el ganso, por ejemplo, cuyo rendimiento (producción de carne por kilogramo de alimento consumido) es el menor todas las aves.


Cuando la cena de era, indiscutiblemente, el banquete mas importante del año -como ocurría tiempos recientes-, el pavo, cuyo supera los 10 kilogramos, no tenía comparación. Como fuente de carne asada podía consumirse caliente y también frío los días posteriores.

 

 



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