lunes, 30 de enero de 2012

Un mundo en la oscuridad

 

Por: Antero Duks

 

Realmente, el mundo está en la oscuridad allí donde el hombre no reconoce ya su vínculo con el Creador, poniendo en peligro asimismo su relación con las demás criaturas y con la creación misma. El momento actual está marcado lamentablemente por un profundo malestar y por diversas crisis: económicas, políticas y sociales, que son su expresión dramática.


En este sentido, no puedo dejar de mencionar ante todo las graves y preocupantes consecuencias de la crisis económica y financiera mundial. Ésta no solo ha golpeado a las familias y empresas de los países económicamente más avanzados, en los que ha tenido su origen, creando una situación en la que muchos, sobre todo jóvenes, se han sentido desorientados y frustrados en sus aspiraciones de un futuro sereno, sino que ha marcado también profundamente la vida de los países en vías de desarrollo. No nos debemos desanimar sino reemprender con decisión nuestro camino, con nuevas formas de compromiso. La crisis puede y debe ser un acicate para reflexionar sobre la existencia humana y la importancia de su dimensión ética, antes que sobre los mecanismos que gobiernan la vida económica: no solo para intentar encauzar las partes individuales o las economías nacionales, sino para dar nuevas reglas que aseguren a todos la posibilidad de vivir dignamente y desarrollar sus capacidades en bien de toda la comunidad.


A continuación deseo recordar que los efectos de la situación actual de incertidumbre afectan de modo particular a los jóvenes. Su malestar ha sido la causa de los fermentos que en los últimos meses han golpeado, a veces duramente, diversas regiones. Me refiero sobre todo a África del Norte y a Medio Oriente, donde los jóvenes que, al igual que otros, sufren la pobreza y el desempleo y temen la falta de expectativas seguras, han puesto en marcha lo que se ha convertido en un vasto movimiento de reivindicación de reformas y de participación más activa en la vida política y social. En este momento es difícil trazar un balance definitivo de los sucesos recientes y cuáles serán sus consecuencias para el equilibrio de la región. A pesar del optimismo inicial, se abre paso el reconocimiento de las dificultades de este momento de transición y cambio, y me parece evidente que el modo adecuado de continuar el camino emprendido pasa por el reconocimiento de la dignidad inalienable de toda persona humana y de sus derechos fundamentales. El respeto de la persona debe estar en el centro de las instituciones y las leyes, debe contribuir a acabar con la violencia y prevenir el riesgo de que la debida atención a las demandas de los ciudadanos y la necesaria solidaridad social se transformen en meros instrumentos para conservar o conquistar el poder. Invito a la comunidad internacional a dialogar con los actores de los procesos en marcha, en el respeto de los pueblos y siendo conscientes de que la construcción de sociedades estables y reconciliadas, que se oponen a toda discriminación injusta, en particular de orden religioso, constituye un horizonte que es más amplio y va más allá de las simples elecciones. Siento una gran preocupación por la población de los países que sufren todavía tensiones y violencias, en particular Siria, en la que espero se ponga rápidamente fin al derramamiento de sangre y se inicie un diálogo fructífero entre los actores políticos, favorecido por la presencia de observadores independientes. En Tierra Santa, donde las tensiones entre palestinos e israelitas repercuten en el equilibrio de todo el Medio Oriente, es necesario que los responsables de estos dos pueblos adopten decisiones valerosas y clarividentes en favor de la paz. He sabido con agrado que, gracias a una iniciativa del reino de Jordania, el diálogo se ha retomado. Espero que continúe hasta que se llegue a una paz duradera, que garantice el derecho de los dos pueblos a vivir con seguridad y en Estados soberanos, dentro de unas fronteras definidas y reconocidas internacionalmente. La comunidad internacional, por su parte, debe estimular su propia creatividad y las iniciativas de promoción de estos procesos de paz, respetando los derechos de cada parte. Sigo también con gran atención la marcha de los acontecimientos en Irak, deplorando los atentados que han causado recientemente la pérdida de numerosas vidas humanas, y animo a sus autoridades a proseguir con firmeza por el camino de una plena reconciliación nacional.

El beato Juan Pablo II recordaba que «el camino de la paz es a la vez el camino de los jóvenes»,[1] ya que ellos son «la juventud de las naciones y de la sociedad, la juventud de cada familia y de toda la humanidad».[2] Los jóvenes, pues, nos llevan a considerar con seriedad sus requerimientos de verdad, justicia y paz. Por esta razón les he dedicado el Mensaje anual para la celebración de la Jornada Mundial de la Paz, titulado Educar a los jóvenes en la justicia y la paz. La educación es un tema crucial para todas las generaciones, ya que de ella depende tanto el sano desarrollo de cada persona como el futuro de toda la sociedad. Por esta razón, representa una tarea de primer orden en estos tiempos difíciles y delicados. Además de un objetivo claro, que es el que los jóvenes conozcan plenamente la realidad y por tanto la verdad, la educación necesita de lugares. El primero es la familia, fundada sobre el matrimonio entre un hombre y una mujer. No se trata de una simple convención social, sino más bien de la célula fundamental de toda la sociedad. Consecuentemente, las políticas que suponen un ataque a la familia amenazan la dignidad humana y el porvenir mismo de la humanidad. El marco familiar es fundamental en el itinerario educativo y para el desarrollo de los individuos y los estados; por tanto, se necesitan políticas que valoricen y favorezcan la cohesión social y el diálogo. En la familia la persona se abre al mundo y a la vida y, como tuve ocasión de recordar en mi viaje a Croacia, «la apertura a la vida es signo de apertura al futuro».[3] En este contexto de apertura a la vida, he recibido con satisfacción la reciente sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, que prohíbe patentar los procedimientos que utilicen células madre embrionarias humanas, así como la resolución de la Asamblea parlamentaria del Consejo de Europa, que condena la selección prenatal del sexo.

De forma más genérica, y mirando sobre todo al mundo occidental, estoy convencido de que las medidas legislativas que tantas veces no solo permiten sino que favorecen el aborto, ya sea por motivos de conveniencia o por razones médicas discutibles, se oponen a la educación de los jóvenes y por tanto al futuro de la humanidad.


Continuando con nuestra reflexión, un papel igualmente esencial para el desarrollo de la persona corresponde a las instituciones educativas. Ellas son las primeras instancias que colaboran con la familia, y para desempeñar adecuadamente esta tarea propia sus objetivos han de coincidir con los de la realidad familiar. Es necesario realizar políticas de formación que hagan accesible a todos la educación escolar y que, además de promover el desarrollo cognitivo de la persona, se haga cargo del crecimiento armonioso de la personalidad, incluyendo su apertura al Transcendente. La Iglesia católica se ha mostrado siempre particularmente activa en el área de las instituciones escolares y académicas, cumpliendo una apreciable labor al lado de las instituciones estatales. Deseo por tanto que esta contribución sea reconocida y valorada también por las legislaciones nacionales.


A este respecto, se comprende que una labor educativa eficaz requiera igualmente el respeto de la libertad religiosa. Ésta se caracteriza por una dimensión individual, así como por una dimensión colectiva y una dimensión institucional. Se trata del primer derecho del hombre, porque expresa la realidad más fundamental de la persona. Este derecho, con demasiada frecuencia y por distintos motivos, se sigue limitando y violando. Al tratar este tema no puedo dejar de honrar la memoria del ministro paquistaní Shahbaz Bhatti, cuyo combate infatigable por los derechos de las minorías culminó con su trágica muerte. Desgraciadamente no se trata de un caso aislado. En muchos países, los cristianos son privados de sus derechos fundamentales y marginados de la vida pública; en otros, sufren ataques violentos contra sus iglesias y sus casas. A veces son obligados a abandonar los países que han contribuido a edificar, a causa de continuas tensiones y de políticas que frecuentemente los relegan a meros espectadores secundarios de la vida nacional. En otras partes del mundo, se constatan políticas orientadas a marginar el papel de la religión en la vida social, como si fuera causa de intolerancia, en lugar de contribuir de modo apreciable a la educación en el respeto de la dignidad humana, la justicia y la paz. Asimismo, el terrorismo con motivaciones religiosas se ha cobrado el pasado año numerosas víctimas, sobre todo en Asia y África, y por esto, como recordé en Asís, los responsables religiosos deben repetir con fuerza y firmeza que «esta no es la verdadera naturaleza de la religión. Es más bien su deformación y contribuye a su destrucción».[4] La religión no puede ser utilizada como pretexto para eludir las reglas de la justicia y del derecho en favor del «bien» que ella misma persigue. A este respecto, me satisface recordar, como hice en mi país natal, que la visión cristiana del hombre ha sido una verdadera fuerza inspiradora para los Padres constitucionales de Alemania, como lo fue también para los Padres fundadores de la Europa unida. Quisiera mencionar también algunos signos alentadores en el ámbito de la libertad religiosa. Me refiero a la modificación legislativa gracias a la cual la personalidad jurídica pública de las minorías religiosas ha sido reconocida en Georgia; pienso también en la sentencia de la Corte Europea de los Derechos Humanos a favor de la presencia del crucifijo en las aulas de las escuelas italianas. Y justamente deseo recordar de modo particular a Italia, en la conclusión del 150 aniversario de su unificación política. Las relaciones entre la Santa Sede y el Estado italiano han atravesado momentos difíciles después de la unificación. Con el transcurso del tiempo, sin embargo, ha prevalecido la concordia y la voluntad recíproca de cooperar, cada uno en su propio ámbito, para favorecer el bien común. Espero que Italia sigua apostando por una relación equilibrada entre la Iglesia y el Estado, constituyendo así un ejemplo que las otras naciones puedan mirar con respeto e interés.


En el continente africano, que he visitado de nuevo en mi reciente viaje a Benín, es esencial que la colaboración entre las comunidades cristianas y los gobiernos permita abrir un camino de justicia, paz y reconciliación, donde los miembros de todas las etnias y religiones sean respetados. Es doloroso constatar que, en distintos países del continente, este objetivo está todavía muy lejano. Me refiero de modo particular al aumento de la violencia en Nigeria, como nos lo han recordado los atentados cometidos contra algunas iglesias en el tiempo de Navidad, a las secuelas de la guerra civil en Costa de Marfil, a la persistente inestabilidad de la Región de los Grandes Lagos y a la urgencia humanitaria en los países del Cuerno del África. Pido una vez más a la Comunidad internacional su ayuda solícita para encontrar una solución a la crisis que después de tantos años perdura en Somalia.


Por último, quiero hacer hincapié en que una educación correctamente entendida debe favorecer el respeto a la creación. No se pueden olvidar las graves calamidades naturales que, a lo largo del 2011, han afectado a distintas regiones del Sudeste asiático y los desastres ecológicos como el de la central nuclear de Fukushima en Japón. La salvaguarda del medio ambiente, la sinergia entre la lucha contra la pobreza y el cambio climático constituyen ámbitos importantes para la promoción del desarrollo humano integral. Por consiguiente, deseo que después de la 17ª sesión de la Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que se ha concluido recientemente en Durban, la Comunidad internacional, como una auténtica «familia de naciones» y, por tanto, con un gran sentido de solidariedad y responsabilidad hacia las generaciones presentes y futuras, se prepare para la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible («Río + 20»).


El nacimiento del Príncipe de la paz nos enseña que la vida no termina en la nada, que su destino no es la corrupción, sino la inmortalidad. Cristo ha venido para que los hombres tengan vida y vida abundante (cf. Jn, 10,10). «Sólo cuando el futuro es cierto como realidad positiva, se hace llevadero también el presente».[5] Animada por la certeza de la fe, la Santa Sede sigue ofreciendo su aportación a la Comunidad internacional, según la doble intención que el Concilio Vaticano II -del que este año se celebra el 50 aniversario- ha definido claramente: proclamar la altísima vocación del hombre y la divina semilla que en él está presente, y ofrecer al género humano una sincera colaboración para lograr la fraternidad universal que responda a esa vocación.[6] En este espíritu, os renuevo a todos, a los miembros de vuestras familias y a vuestros colaboradores mis felicitaciones más cordiales por el nuevo año.

 

[1] Juan Pablo II, Carta ap. "Dilecti Amici", 31 marzo 1985, n. 15.

[2] Ibídem,n. 1.

[3] Homilía en la santa Misa con ocasión de la Jornada nacional de las familias católicas croatas, Zagreb, 5 junio 2011.

[4] Intervención para la Jornada de reflexión, diálogo y oración por la paz y la justicia en el mundo, Asís, 27 octubre 2011.

[5] Spe salvi, n. 2.

[6] Cf. Gaudium et spes, n. 3.

 

EXCELSA Y SANTA ORACIÓN

 

Para un judío piadoso de tiempos de Cristo rezar era una de las actividades más cotidianas; cada momento del día llegaba provisto de su pequeña oración. Se agradecía a Dios la comida antes y después de sentarse a la mesa, se le bendecía al llegar el amanecer y a la caída del sol; se le invocaba al salir de casa y se le agradecía el retorno al hogar. Todavía hoy se reza varias veces al día el Schemone Esre, una plegaria larga y concienzudamente elaborada consistente en dieciocho bendiciones a Yahvé.


Los discípulos eran hombres piadosos. De otra forma no hubiesen dejado cuanto tenían para seguir a un predicador religioso. Como buenos judíos rezaban continuamente; eran especialistas en la oración. Sin duda, Jesús habrá cumplido con ellos centenares de veces la recitación de las oraciones rituales para los diversos momentos del día.


Sin embargo, la oración de Jesús resultaba tan diametralmente opuesta al ritualismo judío que los apóstoles, después de años y años rezando, sienten la necesidad de pedirle que les enseñe a orar.


¿Qué tendría la oración de Jesús para llamar tan poderosamente la atención de los discípulos? Los evangelistas quedaban tan cautivados por su forma de dirigirse a Dios que quisieron sembrar sus relatos de destellos de Jesús orante: nos cuentan que pasaba las noches en oración, que rezaba antes de las decisiones fuertes y antes de los milagros, y que la plegaria le salía del corazón de forma espontánea y sincera.


Cuando logran que Jesús les cuente su secreto, encuentran que consiste en algo tan sencillo como llamar a Dios con el cariñoso apelativo de Padre y en realizarle las sencillas y esenciales peticiones del Padrenuestro. Es lo que Cristo desea que haga cada cristiano. Jesús llevaba una vida normal, incluso durante su vida pública no parecía que el transcurso de esos tres años fuera algo extraordinario, estaba impregnado de grandes milagros realizados de forma sencilla, muchos sin que los interesados a penas se percataran.


Jesús no tenía "stress", y estaba todo el día y la noche disponible, vivía su vida de forma tranquila, a veces se dejaba llevar por las multitudes, parecía que perdía el tiempo o se demoraba en la llegada a sus destinos porque alguien le pedía algo diferente, que ÉL concedía. Y es que Jesús.... oraba.

 

Y sucedió que, estando Él orando en cierto lugar, cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos: «Señor, enséñanos a orar, como enseñó Juan a sus discípulos». El les dijo:

 

«Cuando oréis, decid: Padre, santificado sea tu Nombre, venga tu Reino, danos cada día nuestro pan cotidiano, y perdónanos nuestros pecados porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en tentación».

 

Jesucristo

sábado, 28 de enero de 2012

Cubre a tu FAMILIA con las mejores Ropas

 

Querien Vangal
 

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Tenemos que cuidar la manera en la que tratamos a nuestra familia en público, para no afectar negativamente el poder de influencia que tenemos sobre ellos, y para procurar que estén receptivos a la palabra que Dios ha puesto en nosotros para ellos.

 

En Hechos 16, vemos que, cuando Lidia se bautiza, lo hace también toda su familia junto con ella. ¿Qué es lo que hace que esta mujer tenga tanta influencia sobre su hogar?

 

Lidia trabajaba haciendo vestidos de púrpura. Era costurera, se encargaba de cubrir, o vestir, a la gente, de hacerlos ver bien. La púrpura era una de las telas más valiosas. La ropa de Cristo estaba hecha de púrpura. No era cualquier tipo de cobertura, cualquier tipo de ropa, sino que era ropa fina.

 

Esta mujer tenía influencia sobre su casa, porque era la que se encargaba de vestir a su familia. Si tú quieres tener tal influencia sobre tu casa que estén prestos a escuchar las palabras que tú has oído y recibido, tienes que procurar vestirlos con las mejores ropas. No en sentido literal, sino en sentido figurado.

 

¿Qué es vestir a alguien de las mejores ropas? Cuidar de cómo se presentan al mundo.

 

Vestir a alguien con las mejores ropas es no andar por el mundo diciendo los problemas de la casa, no estar quejándose con la gente, no estar en chismes, no degradar a nadie. Una persona que viste a su familia con las mejores ropas se encarga de que las debilidades que ha visto en su casa, no salgan de su casa.

 

La razón por la que hay gente que no experimenta la salvación de su casa es porque han perdido el poder de influencia sobre su hogar. La influencia se pierde causando vergüenza y dolor con tus palabras, en vez de vestir con los mejores vestidos.

 

Tu manera de vivir viste a tu familia de honra o de deshonra. Tu manera de hacer negocios viste a tu familia de honra o de deshonra. Tu manera de enfrentar un error que hayas cometido, viste a tu familia de honra o de deshonra.

 

No se trata de que aceptes la conducta errónea de alguien como buena, sino que sepas que es en casa que se corrige, y no ante el mundo.

martes, 24 de enero de 2012

Dos cuadros, dos mentalidades, dos doctrinas

Por: Querien Vangal





Haga el lector un ejercicio de imaginación, y suponga que le sea posible regresar a los tiempos de Cristo, y visitar la habitación modesta donde vivía la Sagrada Familia en Nazaret. Al entrar, usted encuentra a la Virgen jugando con el Niño; y que dichas personas





Virgen de Rouault



fuesen exactamente como Rouault (siglo XX) los imaginó en el cuadro que reproducimos a su izquierda.



¿Esa imagen colmaría su expectativa? ¿Corresponde a lo que se debería esperar de la Madre de Dios, y del propio Verbo Encarnado? ¿Encontraría en esas figuras un reflejo auténtico del espíritu cristiano, de las virtudes inefables de Jesús y María? Evidentemente no.



Por lo tanto, quien se empeñe en que el arte cristiano refleje de modo digno y apropiado el espíritu de los Evangelios y de la Iglesia, no puede ser indiferente a





Virgen y el Niño Maitre de Moulins



que cuadros de este género se generalicen entre los fieles.



¿Qué terminará pensando y sintiendo sobre la Sagrada Familia un pueblo que tenga frente a sí obras pictóricas o escultóricas de este jaez? El arte cristiano tiene la misión de auxiliar dentro de sus posibilidades peculiares la difusión de la sana doctrina, y no se puede considerar que el espíritu de este cuadro sea propicio para dicho fin.





jueves, 5 de enero de 2012

ORACIÓN POR Y PARA MÉXICO

 

MÉXICO SUFRE...   ORACIÓN POR LA CONVERSIÓN DE LOS QUE ESTÁN DAÑANDO A MÉXICO.

 

 

Señor, Jesús, México vive tiempos de angustia y de amenaza.  Con fe y esperanza te pedimos que hagas posible la conversión de las personas que en grupos delictivos causan tanto dolor y despojo en las familias.

 

Por tu bondad, te pedimos que muevas al arrepentimiento a los secuestradores y a sicarios que ejecutan los crímenes que han enlutado a la sociedad.

 

Señor, ablanda los corazones de quienes con el tráfico de drogas envenenan a nuestra juventud trastocando nuestros valores.

 

A pesar de que muchos te han apartado de sus vidas, México es tuyo.  Queremos entregarte a México y vivir y trabajar y amar por ti y para ti.  Que seamos luz para otros, Señor.

 

Toca el corazón de todos nosotros para que, amándote a ti, Señor Nuestro, no permitas que se nos arrebaten los valores morales, sociales y familiares.

 

Queremos que tu reino esté en nuestros corazones y que sepamos cuidar tu presencia entre nosotros. 

 

Señor, aleja estas tinieblas que nos asechan.  Bendice a tu México y a sus familias.

 

Ayúdanos, Señor.

Protégenos, Señor.

Te lo pedimos en nombre de Nuestra Madre, Santa María de Guadalupe.

 

María, Reina de México, madre de Dios y madre nuestra, enséñanos el camino y acompáñanos.  Tú nos animas a pedirte tu protección y amparo cuando nos dices "¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre?"

 

Amén.

 

La Natividad de Nuestro Señor Jesucristo.


Manifestación del Verbo de Dios a los hombres, 25 de diciembre


Por: P. Ángel Amo.

Fuente: Catholic.net

 


Con la solemnidad de la Navidad, la Iglesia celebra la manifestación del Verbo de Dios a los hombres". En efecto, éste es el sentido espiritual más importante y sugerido por la misma liturgia, que en las tres misas celebradas por todo sacerdote ofrece a nuestra meditación "el nacimiento eterno del Verbo en el seno de los esplendores del Padre (primera misa); la aparición temporal en la humildad de la carne (segunda misa); el regreso final en el último juicio (tercera misa)" (Liber Sacramentorum).


Un antiguo documento del año 354 llamado el Cronógrafo confirma la existencia en Roma de esta fiesta el 25 de diciembre, que corresponde a la celebración pagana del solsticio de invierno "Natalis solis invicti", esto es, el nacimiento del nuevo sol que, después de la noche más large del año, readquiría nuevo vigor.


Al celebrar en este día el nacimiento de quien es el verdadero Sol, la luz del mundo, que surge de la noche del paganismo, se quiso dar un significado totalmente nuevo a una tradición pagana muy sentída por el pueblo, porque coincidía con las ferias de Saturno, durante las cuales los esclavos recibían dones de sus patrones y se los invitaba a sentarse a su mesa, como libres ciudadanos. Sin embargo, con la tradición cristiana, los regalos de Navidad hacen referencia a los dones de los pastores y de los reyes magos al Niño Jesús.

En oriente se celebraba la fiesta del nacimiento de Cristo el 6 de enero, con el nombre de Epifanía, que quiere decir "manifestación"; después la Iglesia oriental acogió la fecha del 25 de diciembre, práctica ya en uso en Antioquía hacia el 376, en tiempo de San Juan Crisóstomo, y en el 380 en Constantinopla. En occidente se introdujo la fiesta de la Epifanía, última del ciclo navideño, para conmemorar la revelación de la divinidad de Cristo al mundo pagano.


Los textos de la liturgia navideña, formulados en una época de reacción contra la herejía trinitaria de Arrio, subrayan con profundidad espiritual y al mismo tiempo con rigor teológico la divinidad y realeza del Niño nacido en el pesebre de Belén, para invitarnos a la adoración del insondable misterio de Dios revestido de carne humana, hijo de la purísima Virgen María.

 

Amor es...


San Pablo de Tarso, el Apóstol de los Gentiles, plasmó una página singular, por lo profunda, sublime, deleitosa y rica: el HIMNO DE LA CARIDAD


Por: Monseñor Rafael Gallardo García

Fuente: laverdadcatolica.org

 

Hace algún tiempo, en los periódicos primero y en tarjetas de saludo después, dos simpáticos monitos se hicieron famosos; presentados en un simple cuadrito, con actitudes claras y rasgos elementales, pusieron de moda aquella frase de AMOR ES... que con el dibujo y el subtítulo inventaban o comprobaban, las múltiples y variadísimas definiciones que se podían atribuir al amor. Dos casos que recuerdo de pronto, son aquellos que decían, por ejemplo: "Amor es... no tener que pedir perdón" o "Amor es... llevarle el desayuno a la cama".


Y aún cuando parecían tener cierta originalidad hay que decir que uno de los primeros periodistas de nuestra época, San Pablo de Tarso, el Apóstol de los Gentiles, ya se les había adelantado, no ciertamente como dibujante, pero sí como un gran escritor verdaderamente inspirado. En su la. Carta a los Corintios (13:4-8), plasmó una página singular, por lo profunda, sublime, deleitosa y rica. Los comentaristas la proclaman como HIMNO DE LA CARIDAD.

Recordemos este texto clásico e incomparable:


"EL AMOR ES... - paciente, es servicial, no es envidioso, no es presumido, no es vanidoso, no es mal educado, no es egoísta, no se irrita, no lleva cuentas del mal, no se alegra por la injusticia, se alegra por la verdad, disculpa todo, cree todo, espera todo, aguanta todo, EL AMOR, ¡JAMAS SE ACABA!"



EL AMOR ES... PACIENTE


La paciencia, el primer rasgo Paulino señalado a la caridad combina estas cuatro cualidades: la ternura, la tranquilidad, la perseverancia y la excelencia.


1. La ternura proviene de esa dulzura y delicadeza que es la ternura. La observamos y vemos encumbrarse en las mamás. Cada hijo recordará casos especiales de la ternura materna. Mi mamá, para que no me fuera a hacer daño la nieve, cada vez que la comía me decía: "Cuidado, hijito, caliéntala en la boca". Siempre a cada bocado de nieve le agrego el sabor exquisito de la ternura de mi madre.


2. La tranquilidad descubre ese amor paciente contrapuesto a impaciente, no precipitado; toma todo el tiempo necesario porque lo importante es lograr el bien y no desbaratarlo por la prisa. En esto destacan los maestros. Cada alumno atesorará la tranquilidad con que su maestro lo estimuló a aprender hasta conseguir dibujar una sonrisa simultánea de satisfacción.


3. La perseverancia es inseparable de la paciencia: brillo meritorio de los médicos: sea velando junto al lecho del enfermo, sea en la agotadora tarea del quirófano, o en la búsqueda insistente del remedio, consagran su vida a donar el gran bien de la salud. ¡Dichosos los "pacientes" a quienes atiende un médico todavía mas "paciente"...!


4. Pero el amor perfecto no para, hasta hacer el bien completo. No como salga, ni a medias, sino acabado y excelente. El ejemplo es de los artistas. No terminan, hasta que terminan muy bien. El que tiene caridad, con paciencia, es el artista del amor, amar es el arte de las artes. Si no expresa dedicación paciente, que llega hasta lo supremo, no es amor. Como el de Dios, como el de Jesús, como el de María, que no saben darse si no se dan en forma total...



EL AMOR ES... SERVICIAL


1. Servicial, servidor, sirviente y siervo, son términos claramente diferentes, pero relacionados con la misma realidad; la de una persona que presta un servicio. En el uso ordinario, en cambio, marcan cierto declive de categorías, siguiendo un descenso en el nivel social, llevando algo de aprecio el primero hasta llegar a un tono despectivo al usar el último.


2. En nuestros mismos tiempos democráticos, muchos servicios se menosprecian: de plano todo trabajo servil, se desempeña sin inspiración social, se deja para la ínfima clase, se paga mal y se agradece muy poco, etc. Habrá que preguntar en serio: ¿será el servicio signo de amor? ciertamente lo es, si hacemos nuestra pregunta a JESUCRISTO y a través de El al PADRE.


3. En Jesús ha aparecido una nueva noción de servicio. Pues El siendo Dios se hizo siervo. Vino a servir no por dar lo que El quería dar, o lo que le sobraba, o le cautivara adeptas; por eso, no vino a ser servido; sino a servir, dando al hombre lo que necesita, lo que realiza integralmente, su libertad y dignidad. Se hizo hombre como él, para hacerlo Hijo de Dios como El. Según Jesús, servir es, darle al otro lo que más le sirve. Si no le sirve, no está servido


4. El Padre, Creador y Señor, sirve al hombre mientras más lo ama; no rastrera ni servilmente; con señorío, con nobleza, mientras más lo ama, más le concede lo que necesita: su ser, sus facultades, sus medios de subsistencia, su vida eterna, etc. El amor de Dios está en esa proporción: le da al hombre lo que más le sirve: Le dio a su propio HIJO...



EL AMOR NO ES... ENVIDIOSO


Encontramos aquí, dos aplicaciones actuales:


1. La verdadera caridad a nadie permite sentirse "menos". "Al realizar el bien no deja caer en las nocivas o dañinas comparaciones".


Para San Agustín la envidia es: "disgusto por el bien ajeno" Entonces, si el bien ajeno, por la envidia se vuelve tormento, la caridad auténtica , que busca el bien ajeno, la vuelve contento. Los envidiosos siempre criticarán toda obra buena. Los caritativos siempre aplaudirán toda ayuda al necesitado. Judas criticó el derroche de María, quien ungió con ungüento precioso los pies de Jesús, con el pretexto de lo mucho que su precio habría servido a los pobres. Juan, testigo y comentarista, descubrió que más que interesarle los pobres, le dolía el despilfarro que lo privaba de recibirlo él mismo. Así se desenmascaran cuantos promueven obras en beneficio de la comunidad, buscando su bien personal, víctimas de la envidia defraudan con proyectos a favor del pueblo, cuando lo que buscan es no ser "menos" en comparación con otros.

2. Otro caso que se previene y evita con la verdadera caridad, es el de la competencia entre organismos o grupos dedicados a obras sociales.


Lejos de impedir que otros hagan el bien, se da el buen testimonio de la caridad, cuando se prestan ayuda mutua, se recomiendan, se complementan y se proporcionan información y materiales útiles. En muchos aspectos, a veces, no podemos realizar obras de más envergadura, porque cada quien "trabaja para su santo" mantenemos a manera de islas agrupaciones autosuficientes. Los problemas se resolverían bastante mejor si tuviéramos más espíritu de asociación y esa caridad que no es... ¡envidiosa!



EL AMOR NO ES... PRESUMIDO


Aparecen automáticamente: la humildad y la discreción:


1. La belleza inefable de la humildad en el amor se da, según el mismo S. Pablo, en la sublimidad del misterio de la encarnación: contempla extasiado y se arrebata de admitación ante el "anonadamiento" del Verbo quien "siendo DIOS no retuvo con avidez ser igual a Dios sino que (al hacerse hombre) se hizo como nada para tomar la condición de siervo". En ese "anonadamiento" Pablo proclama sorprendido, la originalidad del amor de Jesús, quien haciendo el máximo beneficio esconde humildemente todo su merecimiento.


"Yo no busco mi gloria" declara posteriormente Jesús. Qué lejos de eso queda la proclamación publicitaria de las buenas obras modernas: fotos, anuncios, propaganda. ¡Cuánto gasto en preparativos de festejos caritativos que resultan de tan corta ganancia! ¡Cuánta organización lujosa y tardada, en algunos planes de administración pública que antes de llegar con el beneficio real al pueblo, gasta el presupuesto en edificios, oficinas, estructuras, red infinita de empleados, pero con mucho renombre para el logotipo del organismo...!


2. La discreción aumenta la belleza de la acción caritativa. Aprendemos del Maestro en sus recomendaciones: "no lo digas a nadie" después de un gran favor; o para la limosna: "que tu mano izquierda no sepa lo que hace la derecha" o para alcanzar la recompensa del Padre: "cuiden de no practicar la justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos".


Como discípulos de este Maestro, nuestra motivación para hacer el bien, ha de tener una belleza espiritual, oculta, secreta, interna, porque es Dios quien ve lo secreto y Jesús quien se oculta siempre en nuestro hermano...



EL AMOR NO ES... VANIDOSO


Entre el amor que no presume y el amor-no vanidoso, hay una clara diferencia: la presunción hace notar un mérito real; la vanidad finge un mérito inexistente.

1. Es importante notario porque en nuestra vida social estamos llenos de casos de quienes, sin tocar para nada sus propiedades, han fincado su fama de benefactores del pueblo sin tocar sus propios bienes, antes lejos de empobrecerse han logrado enriquecerse más y no tienen empacho en recibir el aplauso y los elogios que no les corresponden. La Biblia los retrata con el terrible caso del rico que arrebató al pobre su única ovejita para ofrecer un banquete y conseguir la gratitud del agasajado.


2. Cómo es tierno y vibrante, por otro lado, el caso de la limosna de la viuda quien en forma secreta depositó en la alcancía para los pobres, lo poco y único que tenía, mereciendo aquel precioso elogio de Cristo: "ésta dio más que los demás; ellos han echado dinero que les sobraba...; ella lo que necesitaba para vivir" (Mt.13:43-44). Claramente se siente anticristiano el modo de los que se paran el cuello con lo ajeno; usan el dinero del pueblo y logran su prosperidad personal y encumbramiento, con fama injusta y falsa de beneméritos...


Profundizando en el sentido cristiano de dimensión social, descubriremos que, aunque la providencia nos hubiera enriquecido con grandes bienes de fortuna y un corazón generoso, ni aún entonces, nadie podría ni debería gloriarse: "¿qué tienes que no hayas recibido? y si lo recibiste, ¿porqué eres tan vanidoso, como si no lo hubieras recibido?" (1 a, Cor. 4:7) En fin de cuentas, la única gloria es solo para Aquel, que nos da, para dar.



EL AMOR NO ES... MAL EDUCADO


Cierta belleza de la religión católica aparece en su elegancia, su distinción, su finura y su gentileza. Su liturgia expone su clara elegancia. Su lenguaje, aunque no excluye confianza, siempre usa términos distinguidos. Su arte ha producido lo más fino y excelente y ante todo su trato nunca ha sido vulgar, sino comedido y gentil. En suma, bien educado...


Si eso es nuestra religión en forma global, debe serio más la suprema de sus virtudes: la caridad que alcance su excelencia ha de ser ¡BIEN-EDUCADA!

1. Cuando el Maestro nos enseñó a "poner la otra mejilla" "a dar el manto también a quien te quite la túnica" o cuando propuso el consejo supremo de "amar a nuestros enemigos" estaba llegando a la raíz de la gentileza en la caridad. Estaba dando clase de urbanidad. El amor nuevo que nos enseñó, lo distinguió también por su buena educación.


2. Grandes kilates de caridad se reconocen siempre en nuestras palabras. la buena educación no solo es muestra de calidad humana; ante todo, es signo de caridad cristiana. Las groserías e insultos, no son solo malos modales; son además, faltas de caridad. Jesús pone las palabras ofensivas como raíz del "no matarás"...

3. Da especial pesar ver que muchos jóvenes y aún adultos, no saben "dar las gracia!" Elemental falta de educación. Marca de un doloroso sentimiento de altivez y rencor. nuestra religión nos inculca la gratitud, como un indispensable sentimiento con Dios. Reconocer el amor que recibimos, nos educa a mostrar un amor humilde y comedido: la gratitud no es sino la buena educación del amor...



El AMOR NO ES... EGOISTA


El amor sin egoísmos nos encauza a triple vertiente:


A. Nos enseña a compartir: Siempre nos enriquecemos cuando compartimos. Profunda es la enseñanza de Cristo: "dad y se os dará" Lo comprueba uno mientras más se desprende, con generosidad, de lo suyo o de sí mismo. Y no hay satisfacción más grande que la de dar... es más grande que la de recibir. Quien esto practica es, además, semejante a Dios...


B. Nos ayuda a integrarnos: En la vida cristiana, como en la vida social, el bien se realiza mejor, si nos ayudamos unos a otros. "Juntos lo hacemos mejor" se ha dicho. El mismo bien crece en la medida en que crece la mutua cooperación.

Mientras mayores el bien que intentamos, advertimos que el "ego" va desapareciendo, para fortalecernos con ello nosotros" que lo va supliendo. Mientras mas amemos, mas comunitariamente lo expresaremos,


C. Nos dispone a tomar el lugar del "otro": El verdadero amor deja el "Yo" para ir al lugar de "Él". Lo quiso expresar claramente Jesús al enseñarnos la hermosa parábola del Buen Samaritano: el que pasando junto al herido a la orilla del camino, se, le acercó y viéndolo se compadeció de "él"...Acercarse, compadecerse, no es otra cosa que ponerse en el lugar del necesitado, tomar su lugar. No pensar en "sí" para dar de "sí"...A "él". Gozosamente a ÉL.



EL AMOR... NO SE IRRITA


Bien templado el amor, es ajeno a toda ira, disgusto, coraje o irritación.


A. Cuando se pide un favor se recurre a la bondad o caridad de una persona. ¡Qué triste es tener por todo resultado un rotundo NO! A veces, no solo rotundo, sino seco y frío; cuántas otras veces, comprobamos que hay personas casi identificadas con ese NO ¡despectivo e intransigente! Personas siempre negativas. Amargadas, con el sabor del NO siempre en sus labios; con la actitud de rechazo en su corazón. Han puesto un candado para que no salga, para que no brote, la caridad de su corazón.


B. Equivalente a la actitud negativa es la "malhumorada". La "mala gana" o "mal modo" desbarata o empaña o casi destruye el favor o la buena acción. Quien hace donativos, limosnas o favores, con disgusto 0 mala cara, parece arrancarnos más de su avaricia que de su caridad; saben más a frutos agrios que a frutos dulces. En cambio, aún cuando se deba una negativa, el "buen modo" de darla la vuelve aceptable.


C. Cuando se perdona o se disculpa, lo grandioso o sublime del perdón consiste en hacer sentir, no el disgusto ni el coraje, por la ofensa recibida, sino la bondad del corazón, por la reconciliación obtenida: como Jesús que, en lugar de reclamar acremente a Pedro, sus negaciones, lo obligó a hacerle una triple declaración de "amor". La caridad de Cristo encendió la caridad de Pedro. El amor que no se irrita moldea al cristiano a que, como Cristo sepa tener un "buen corazón" un corazón semejante al SUYO.



EL AMOR... NO LLEVA CUENTA DEL MAL


A. Hay una expresión bastante conocida, muy espontánea. Si nos molestan, fastidian o nos ofenden, surge la sentencia popular y personal: ¡ME LA PAGAS! O ¡VAS A VER! Y las más de las veces se acompaña con un signo bien reconocido: se muestra la palma de la mano moviéndola hacia adelante y hacia atrás marcando con esa señal el énfasis que se quiere imprimir a la inquebrantable amenaza...En ese caso el "cobrador" de la dignidad ofendida, se vuelve nuevo intérprete de la Ley del Talión, o sea la ley mosaica que establecía "ojo por ojo" "diente por diente".


B. Esta fórmula en las relaciones humanas intenta guardar el orden en la justicia casi matemática y material. Una justicia que exige con medida exacta, la cantidad de pena, por la cantidad de culpa. En cambio la caridad supera enormemente la justicia, no en la cantidad, sino en la calidad. Cambia el orden matemático, por el orden afectivo. por eso, la caridad no lleva cuentas... la caridad no sabe contar...


C. "Perdono, pero no olvido" es otra frase demasiado común. Falsa y contradictoria.Terriblemente anticristiano. El pretendido perdón declarado se viene por tierra, si con la memoria seguimos llevando la "cuenta" de los agravios. Qué diferente el ejemplo de N. Sr. Jesucristo quien no solo olvidaba las ofensas sino que lograba encontrarles explicación y disculpa. En el momento culminante de su amor, desde la Cruz, nos legó el testamento invaluable de aquella Palabra Divina, a favor de sus verdugos, excediendo toda justicia y revelando la máxima caridad cuando dijo: "PERDONALOS, PADRE, POROUE NO SABEN LO QUE HACEN..."



EL AMOR... NO SE ALEGRA POR LA INJUSTICIA


I- Todos los malvados, registrados por la historia y amplificados por las leyendas populares como Herodes, Nerón, Iván el Terrible, Pedro el Cruel, etc., encabezan una repugnante lista a la que se agregan los Tiranos, los verdugos, los secuestradores, los atormentadores de las prisiones, los capataces en campos de concentración y muy vergonzantemente la completan en nuestros tiempos que ya reconocen y defienden los Derechos Humanos, los que aplican la tortura despiadada, los que atropellan y golpean a los indefensos, los machistas que subyugan a las mujeres, los mayores (peor si son los propios padres) que maltratan y ultrajan a los niños, etc.


Todos ellos que parecen no tener alma, ni corazón, sino solo sentimientos para "gozarse en la desgracia ajena..." son precisamente lo opuesto a lo recomendado por S. Pablo.


II- Es duro pensar que en esa lista entran todas esas personas, que por atender solo a su "conveniencia", no advierten o aceptan el mal necesario que se sigue a otras personas. Por ejemplo, todos los que cometen el aborto: se alegran de encontrarlo como remedio propio, aunque se siga para otros una tremenda injusticia: los legisladores, resultan opresores; los doctores, destructores, y las propias madres, cuyo cuerpo es destinado a ser cuna de vida, es convertido en sepulcro de muerte. Caso parecido el de los maestros o malos amigos, quienes con su enseñanza se alegran de "abrirles los ojos" a los que por su edad o condición más bien escandalizan, con un trauma o daño irreparable para toda la vida. 0 los buenos para pedir prestado y malos para pagar. 0 prestamistas implacables, con sus deudores imposibilitados. Unico remedio, el amor... que no se alegre con la injusticia.



EL AMOR... SE ALEGRA CON LA VERDAD


El amor siempre es motivo de alegría. Pues el amor, es hallazgo. ¡Y nada se encuentra con mayor gozo que la verdad! verdad hallada: o en la propia persona o en otra o en Dios.


A. ¡Qué gozo extraordinario hallarla en nosotros mismos! sucede, cuando advertimos o aceptamos nuestro error o equivocación: entramos a la luz; salimos a la libertad; ganamos en seguridad. Se nos aplica el gozo descrito en el Evangelio en quien descubre un tesoro, en el ciego que ve. No hay riqueza que se posea con mayor fruición con deseo tan íntimo de no perderla nunca. ¡Todo el que ama... ama la "verdad"!


B. Es especialmente cristiano el gozó que nos da otra persona por el bien que recibe. Se comparte tan generosamente que el mismo bien ajeno se vuelve bien propio. Como el descrito en el Padre del "hijo pródigo": el gozo del encuentro es el mismo para el "padre " como para el "hijo", se alegran juntos, en el amor "perdido y hallado, muerto y resucitado" 0 bien, el pastor de la oveja perdida quien cerebral e invita a sus amigos a celebrar, como suyo, el gozo de la oveja que vuelve al redil. Así goza el que ve al amigo libre de penas, de enfermedades, de líos, de calumnias, de deudas, etc.


C. El gozo del encuentro con una verdad que nos revele a Dios, es algo incomparable. Yo creo que todos lo hemos experimentado; pero lo describiría en la incontenible sensación que han tenido los genios de los inventores, quienes no han hecho otra cosa, que extraer algún secreto a la naturaleza y regocijarse de reconocer en él al autor que lo dejó ahí escondido para hablarnos de su magnificencia; ese es el sentido jubiloso que expresó San Agustín: "nuestro corazón está inquieto... hasta descansar en Ti"

 


EL AMOR... DISCULPA TODO


Cuando se afirma esto del amor cristiano se puede de él esperar lo inesperado... jamás hubiera alguien pensado que el amor llegaría hasta los enemigos.

Y es que, el amor como viene de Dios y lleva hasta Dios, es como El: sin principio ni fin; sin espacios, sin límites, sin distinciones. Es todo, para todos.


Por eso Jesús proclamó la bondad de su Padre, cuando lo presentó sacando su sol para los buenos y los malos y enviando su lluvia a los justos y a los injustos. Ya vemos la razón por la que, el amor.. lo disculpa todo.


A. ¡Disculpamos, por amor: las pequeñeces... grandes!


Esos detalles agrandados por nuestra susceptibilidad. Cuántas amistades terminaron para siempre porque "no me saludó" o no volteó a mirarme" o "no me invitaron" etc.


B. Disculpamos, por amor: las ofensas involuntarias 0 inadvertidas. En tantos casos, duelen de verdad a quien las cometió y necesita una "ayudadita" para disculparse. Bella nobleza abrirle la puerta al que quiere nuestra disculpa.


C. Disculpamos, por amor, a nuestros verdaderos amigos. Nuestro corazón, en nombre de tal amistad, no permite y no acepta nunca que algo pueda herirnos, molestarnos y menos aún, disgustarnos para siempre. Ingenio, arte, paciencia, calidad humana, humildad, todo lo intentaremos a fin de disculpar a nuestros amigos y bienhechores.


D. Disculpamos, por amor, (de Dios) a nuestros enemigos. Clara contradicción amar al enemigo. ¿Cómo se arregla? Dios me ama a mí pecador, -su enemigo- cuando me perdona, si me arrepiento. Si espero su amor, ya creo en el perdón a los enemigos. Nadie puede rogar a Dios, si no dice, como nos enseñó: "PERDONANOS, COMO NOSOTROS PERDONAMOS"...



EL AMOR... CREE TODO


Así como dicen que dijo Napoleón, que en su diccionario no existía la palabra " imposible"; así creo que en el lenguaje del amor cristiano tampoco existe la palabra " increíble" y yo digo que esto lo dijo Jesús rotundamente: " todo es posible para quien cree" (Mc.9:23).


A. Así que no podremos menos que reconocer la fuerza conquistadora del amor. Como el amor es capaz de todo, produce una fe total. Por ejemplo, los esposos con su amor, mantienen su fidelidad viva; para ellos, creerse es amarse; los padres, no tienen mejor refuerzo para su autoridad que el amor que muestran a sus hijos y los hijos obtienen todo el crédito de sus padres, según la sinceridad de su amor a ellos no digamos los novios, que ponen toda la belleza de su amor y de sus declaraciones en la confianza mutua que se exigen para cumplir todas sus promesas.


B. Cuando se dice que el amor es ciego se pone todavía más fuerte el acento en una tal aceptación amorosa, que no necesita ni hacer el análisis de sus razones, según el conocido aforisma de Pascal:


"El corazón tiene razones, que la razón no conoce"


Jesús fue llamado por las hermanas de Lázaro con esta razón: el que amas esta enfermo. Llegando dijo a Martha: "Tu hermano resucitará", ¿crees tú esto? ella dió una razón bíblica. En cambio Jesús preparaba ya la razón del corazón y Lázaro resucitó.


Desde el paganismo, con el gran vate Virgilio, el corazón ha afirmado "amor omnia vincit" "el amor todo lo vence" y el pueblo con su profunda sabiduría ha refrendado: "querer, es poder" respaldan a San Pablo, pues si el amor lo puede todo, ha de creerlo todo. El amor, necesita pasar por la fe, para llegar a su cumplimiento. Que "obras son amores... y no buenas razones."


EL AMOR... ESPERA TODO


I. Es obvia la conexión que existe entre creer y esperar. A veces hasta se quieren confundir; pero son claras dos cosas:


1º. que la fe, va primero y la esperanza va después, una antecede, la otra prosigue;

2o. que la fe es intelectual y pertenece al conocimiento, mientras que la esperanza es emotiva y pertenece a las pasiones. Así que la fe presenta y la esperanza busca.


II. Hay un término que, en boca del pueblo, no muy amante de las distinciones precisas, reúne los dos significados: "confiar" 0 "confianza", o abarcan a la vez fe-esperanza; o se tornan indistintamente por la una o por la otra: así, al decir confío en el Señor, casi casi es igual a decir: creo en el Señor o espero en el Señor; como también equivaldría a decir: porque creo en el Señor, por eso espero en el Señor.


III. Las dos anteriores consideraciones son de orden teórico pero ayudan en el orden práctico. La aplicación sería que si el amor que lo cree todo, por lógica, lo espera todo. ¿Cómo explicar entonces la inconsecuencia de creer en Dios y dudar de El? sencillamente porque la fe es total y la espera parcial. Se acepta a Dios globalmente, pero se duda o de su poder o de su palabra o de su amor.


IV. Es el amor el que lo abarca todo: como en María: "Dichosa tú que has creído, pues se te cumplirá todo lo que te dijo el Señor" Como en Pedro, cuyo amor grande, lo llevaba a esperarlo todo y lo hizo decir: "pasamos ya toda la noche sin pescar, pero por tu palabra, Maestro, tiraré la red" y se realizó la inesperada pesca milagrosa.. La del amor confiado...


El amor que espera todo, ¡moverá montañas!, ¡moverá a Dios!



EL AMOR... AGUANTA TODO


Jesucristo, con su ejemplo formidable y sublime, bastaría para darnos la prueba total del amor que soporta todo. En su nacimiento, en su vida oculta, en su vida pública y más que nada, en su pasión y en su Santísima muerte. Sólo que los ejemplos muy elevados en la perfección llegamos a sentirlos tan lejanos de nuestra capacidad que desearíamos algunos más cercanos o por el tiempo o por mayor semejanza con nuestra fragilidad. Aún cuando los primeros no dejan de tener su validez e inspiración, los segundos nos infunden mayor realismo y convicción.


1. Más a nuestro alcance está el ejemplo de JUAN DIEGO, en la hermosa historia de las apariciones, guadalupanas. Se presiente que el plan de la Providencia quería entretejer todas las dificultades y contratiempos desde el obispo Zumárraga, hasta el tío Juan Bernardino, para encender más su amor por María, cuyo pregonero incansable debía ser.


2. Los Apóstoles en su tiempo y los misioneros en nuestra historia, fueron tan frágiles como nosotros; el Evangelio atestigua los defectos de aquellos y nuestras crónicas las fallas humanas de éstos. Sin embargo a la hora de cumplir su misión, arrebatados por un amor nuevo, se volvieron superhombres, que arrastraron graves penalidades, sobrellevaron las más duras pruebas y enfrentaron gozosamente la muerte.


3. Sea nuestro aliento e inspiración, ver que aguantar no solo es sinónimo de sufrir, padecer o resignarse, lo cuál en sí sería pasivo y negativo; sino que adquiere, por el amor, un sentido activo y dinámico de luchar, de intentar, de perseverar y hasta de lograr y conquistar. En ese sentido, con un triunfalismo de amor cristiano San Pablo ha podido exclamar: "Todo lo puedo en Aquel que me conforta" (Filip.4:13).



EL AMOR... JAMAS SE ACABA


Una canción cuyo autor de letra desconozco, pero que al cantarla JOSE-JOSE ha alcanzado cierta fama y difusión, con el título EL AMOR ACABA y el desarrollo de ese tema a lo largo de toda la pieza, es la más fuerte negación y la más directa contradicción de la afirmación de San Pablo, con la que, inspirado por Dios, concluye, cierra y remata la estupenda y maravillosa serie de "variaciones" que ha señalado a la "caridad" o al amor cristiano.


Imposibilitado, por razón de espacio a comentar comparativamente verso por verso, como me hubiera gustado hacerlo, selecciono 4 de ellos, más representativos del tema:


Texto: Porque el corazón de darse llega un día en que se parte, el amor acaba.


Comentario: Porque el "corazón" no es carne ni lo espiritual se parte, el amor no acaba.


Texto: Porque se vuelven cadenas lo que fueron cintas blancas, el amor acaba.


Comentario: Porque jamás son cadenas los lazos libres, del alma, el amor no acaba.

Texto: Porque llega a ser rutina la caricia mas divina, el amor acaba.


Comentario: Porque algo que es divino por lo nuevo, nos fascina, el amor no acaba.

Texto: Porque mueren los deseos por la carne y por el beso, el amor acaba.


Comentario: Porque el alma se embelesa sin la carne y sin los besos, el amor no acaba.


Como todos pueden fácilmente advertir, el amor alcanza la dimensión de la base que se le haya puesto.


Si se apoya en lo carnal, no puede ser más que efímero, fugaz, pasajero, tornadizo y falaz, como es la carne y lo material y...se acaba ... naturalmente.


Pero si se apoya en lo espiritual y se apoya en la verdad, que viene de Dios y lleva hasta Dios, entonces es duradero, firme, fiel, creciente, arrebatador, creativo, siempre antiguo y siempre nuevo y ...


JAMÁS ACABA... por obra de Dios.